Que las inteligencias artificiales están poco a poco entrando en todos los aspectos de nuestra vida no es ninguna sorpresa. Mires donde mires, seguramente verás algún servicio, producto o incluso puesto de trabajo conectado con alguna IA: servicios de atención al cliente online, asistentes de ayuda en páginas webs y sin ir más lejos, en tu móvil. Además de estar plenamente integradas en nuestras vidas, las IA tienen un potencial que todavía no ha explotado, y que hay que tener en cuenta.
Ya te comentaba en otra ocasión que no hay que tener miedo a la IA como una tecnología nueva, pero sí hay que tener una cierta cautela al explorar sus posibilidades. Por eso, en esta ocasión quiero poner en una balanza lo positivo y lo negativo que tiene (o puede tener) el permitir a las inteligencias artificiales en tu vida y ver, de forma esquemática los pros y los contras de las IA a día de hoy.
Un gran pro: alivio para las tareas más repetitivas
Si en tu trabajo tienes un rutina que se repite prácticamente cada día, lo más probable es que puedas recurrir a una IA para que te ahorre tiempo. ¿Por qué? Porque de esta manera te vas a sacar de encima el coñazo tedio que es tener que hacer la misma tarea una y otra y otra vez. Y ya no hablamos del ahorro de tiempo que te supone, sino también de que puedes emplear ese mismo tiempo en otras tareas más productivas o, por decirlo de alguna forma, más creativas.
No hablamos de dejar que la inteligencia artificial lo haga todo por ti, pero sí que te ayude a sacarte de encima tareas que se repiten en el tiempo. Sobra decir que si trabajas como autónomo o tienes una PYME, esto te interesa y mucho: emitir facturas, hacer balances mensuales o trimestrales, gestionar pedidos… Y esto no se circunscribe al ámbito empresarial: bien utilizada puede ser idónea para la educación y formación y también para otros aspectos de la vida cotidiana.
Centraliza información en un sólo lugar
Así es: en lugar de abrir pestañas en tu navegador para los resultados de una búsqueda en Google de según qué cosa, la IA puede hacerlo. Ella se puede encargar de recabar datos (del tipo que sea) y organizarlos y presentártelos de la manera que tú le pidas. Evidentemente que de la misma manera que con el punto anterior, es importante que tú revises todo aquello que te presente la IA, al fin y al cabo se trata de una herramienta en constante aprendizaje y que por lo tanto puede equivocarse.
Obviamente esto también es un gran ahorro de tiempo, pero también de recursos: en lugar de sobrecalentar tu ordenador o el móvil abriendo docenas de pestañas, la inteligencia artificial se «comerá» todo ese consumo de recursos. Νο se trata de trabajar más, sino de hacerlo de la forma más eficiente.
En tu bolsillo, en tu portátil, en la tele… y hasta en la lavadora
Entiendo que las 3 primeras sean más sencillas de entender, pero la última no es ninguna tontería: a día de hoy hasta los electrodomésticos empiezan a tener IA incorporadas. ¿Por qué? Pues sencillo, porque aprenden de tus rutinas y con ello intentan hacerte la vida más sencilla. Un claro ejemplo es la lavadora que aprende de los ciclos de lavado y el tipo de prendas que sueles lavar, porque al cabo de unas semanas, podrá sugerirte la mejor opción para lavar la ropa del gimnasio y un ciclo más delicado para las prendas de lana. Esto, señores, también es la IA.
Si Siri es la reina de las IA móvil, hay que decir que en los ordenadores no hay una clara ganadora como tal, ya que la herramienta de Windows todavía tiene mucho trayecto por recorrer (y recordemos que Siri es exclusiva de iPhone y las tablets iPad). Y en cuestión de entretenimiento, el triunvirato de Alexa, el Asistente de Google y Apple HomeKit con Siri te reparten el pastel a la hora de ser el asistente de voz más usado, y por lo tanto, la IA que mejor satisface las peticiones de los usuarios.
La principal contra: ¿Un peligro para la privacidad?
No es oro todo lo que reluce, y como adultos que somos hay que saber poner unos límites. Por eso si uno menciona pros y contras de las IA, hay que mencionar sí o sí la privacidad. Es así de claro, tú tienes que responsabilizarte de hasta qué punto la IA quieres que te conozca. ¿Lo digo porque crea que alguien pueda estar espiándote? No, o al menos no necesariamente. Es una cuestión de preferencias e intrínsecamente humana: tú tienes el derecho de ser el dueño de tu vida, y por eso eres tú el responsable de cuánta información compartes. Pero esto se aplica a una IA y a cualquier persona que te conozca.
De la misma manera que no darías tus datos alegremente a un desconocido o no pondrías los números de tu tarjeta en un web de dudosa confianza, con las IA tienes que tener la misma cautela. Ni es cuestión de ir confiando en toda inteligencia artificial que te encuentras, ni de no darles ni los buenos días: como todo en la vida, lo mejor es un término medio.
La precaución siempre es algo positivo
De manera muy resumida, te diría que tuvieras las siguientes precauciones:
- Considera qué datos vas a dar: no es lo mismo dar tu edad o tu procedencia que los números de tu DNI o de la cuenta del banco.
- ¿A quién se lo estás contando? Si sabes qué empresa está detrás de esa IA, puedes darle un voto de confianza. No es lo mismo que esté Google o Apple, que el hijo de la vecina del 5º.
- Saber en todo momento quién está en posesión de tus datos: no te hablo de que Siri que es de Apple sepas cosas de ti, sino que seas consciente de si Siri comparte dicha información con terceros.
- Sabes que si lo pides, hagas que te olvide. Tal y como suena, tener la seguridad de que si te arrepientes, puedes revocar el permiso de tratar con tus datos, es fundamental.
No dejes que te sustituya como persona
Suena raro, difuso y apocalíptico pero es cuestión de sentido común. Lo digo por activa y por pasiva, las herramientas de inteligencia artificial tienen que estar a tu servicio, no ser tú un esclavo de ellas. ¿Qué quiero decir con esto? Que sepas que son una herramienta que te va a hacer la vida más fácil, nada más. Tu coche te ayuda a ir de casa al trabajo, al súper y de vacaciones a la montaña, de una forma sencilla y rápida, pero tienes que conducirlo tú; pues con la IA, tres cuartos de lo mismo.
Por eso no tienes que intentar hacer que la inteligencia artificial se encargue de absolutamente todo lo que pasa alrededor de tu vida, tus relaciones interpersonales o trabajo. De la misma manera que si hasta para sumar 2 y 2 utilizas la calculadora, vas a tener un serio problema si intentas hacer lo mismo con las aplicaciones de IA (y el resultado va a ser peor que no saber sumar, créeme).
Ni son infalibles ni paran de aprender
Esto podría aplicarse también a los humanos, aunque con nuestra especie ya asumimos que hay un riesgo de equivocarnos (lo que llamamos «error humano»). Por eso se llaman inteligencias, porque son capaces de descubrir, comprender y adquirir conocimientos y habilidades, pero obviamente no las dominan ni las conocen todas. Porque si no, serían dioses artificiales y en tal caso, podría ser que estuviéramos condenados como humanidad en conjunto.
Así que de la misma manera que cuando buscabas en Wikipedia apuntes para hacer trabajos para el Bachillerato o la Universidad hace años intentabas revisarlo antes de enviarlo a corregir (si no, te la has jugado), con las IA hay que ir con pies de plomo.
Después de haber mencionado por encima los pros y los contras de las IA sigo diciendo que son unas herramientas increíbles, y que tienen mucho más potencial para hacer tu vida mucho más fácil.